Este artículo lo escribí en 2016 para el número 18 de Ulises, Revista de Viajes Interiores, mientras trabajaba de Arte-terapeuta en el centro The Temple of the Way of Light en Iquitos, Perú.
En el encontrareis reflexiones sobre el arte como camino de aprendizaje y sanación en estrecha relación a la Ayahuasca y el mundo de las plantas maestras.
Espero que os parezca interesante.
El Arte nos ayuda a trascender. El acto de simbolizar fue uno de los elementos que potenció la evolución del homínido para transformarse en humano. El arte ayuda a atraer hacia la luz de la conciencia el material escondido de nuestro inconsciente. El arte ayuda a integrar todos esos contenidos por descubrir, a través de un proceso orgánico y natural.
Cuando se trabaja con Ayahuasca, uno se da
cuenta de que el lenguaje es muchas veces simbólico. La sutileza de la metáfora que esta medicina brinda es capaz de llegar hasta rincones
insospechados de nuestro ser, influenciando, a veces casi de manera secreta, las más profundas creencias y constructos sobre la realidad.
Como una semilla va creciendo, llenando el espacio interior. Aunque cabe decir que, sin el esfuerzo y el compromiso de uno mismo, que es como el agua y los cuidados para un jardín, la semilla se aletarga.
Es muy interesante y beneficioso utilizar la Arte-terapia dentro del proceso con la Ayahuasca. El arte como acompañamiento en el proceso del despliegue interior facilita la comprensión, a diferentes niveles y percepciones,
de la inmensidad del alma humana.
Si algo tiene de bueno la Arte-terapia que la hace tan útil es que no existe bueno o malo. Cuando se proponen ejercicios lo que se busca no es el resultado final, la estética de la pieza. Lo que el arte brinda es la oportunidad de prestar atención al proceso, a lo que nos pasa mientras creamos.
La posibilidad de practicar una atención no focalizada para reconocer pensamientos, sentimientos, reacciones y somatizaciones es algo bastante preciado y escaso en los días que corren, donde parece que manda la prisa.
Cuando la persona trabaja dentro del proceso con la Ayahuasca su campo energético está ampliado, más abierto, se genera movimiento y cambios, limpieza, orden y caos. La persona puede estar más receptiva al lenguaje simbólico del arte y a la expresión artística.
Aquí entendemos expresión artística como todo acto creativo libre de juicio. Cuando ese acto se materializa en alguna pieza, a través del ejercicio se da lo que a mi, personalmente, me gusta llamar activismo simbólico.
Esto es un derecho del alma.
Cuando se propone un ejercicio hay varias capas que están actuando, unas de nivel más consciente, que son las que facilitan la integración y el entendimiento del proceso y material que la Ayahuasca está haciendo salir a la superficie de la psique, y otros de nivel más inconsciente y sutil, de los que no siempre nos damos cuenta o percibimos, y que ayudan de manera muy gentil a afianzar la trasmutación del alma.
En realidad, el Arte y la Ayahuasca hablan el mismo idioma. Si nos fijamos, en las tradiciones que se trabaja con esta medicina, siempre hay, con relación a ella, cantos, música, patrones, diseños, objetos, dibujos. Y es que el Arte, lo creativo, es algo inherente a la existencia natural que ésta y otras medicinas de todo el mundo representan.
Hay un vínculo maravilloso entre lo natural y el arte, un vínculo que a veces no sabemos percibir, de tantas capas que nos envuelven y nos limitan el entendimiento. Cuando se trabaja con medicinas que expanden la conciencia estas capas se van disolviendo hasta que nos hacemos mas capaces de percibir lo que está más allá de lo que nos parece que es una frontera. Porque no las hay.
En mi tiempo de experiencia con la Ayahuasca y la Arte-terapia he podido observar cómo algunas personas han descubierto o ampliado su faceta creativa a través de la intención, de la carga simbólica, de la creación y entendimiento del mundo simbólico interior. Trabajar con el poder de la intención en combinación con el acto creativo puede dar unos resultados fantásticos en relación con el trabajo con la Ayahuasca.
Y en relación con ello, si hay algo que para mi realmente tiene mucho valor es el empoderamiento. Yo entiendo la Ayahuasca como una herramienta que puede ser muy potente cuando es usada con respeto y compromiso.
Personalmente, me ayuda a afinar el oído interno para oír mi propia voz, para escuchar la sabiduría que hay en mi, que como en todos, viene de muy antiguo. Me ayuda a recordar que todas las respuestas que busco las hayo dentro mi. Me ayuda a caminar sintiéndome responsable y accionadora de mis actos.
Me recuerda que formo parte de algo inmenso y que esa energía se manifiesta a través de mi, como de todos. Me enseñar a ver que todo tiene medicina dentro, todo. Y sobretodo, a reírme de mi misma y a quererme tal como soy.
La posibilidad de poder crear y transformar las piezas de arte con las que se trabaja nos abre la puerta hacia el poder personal, hacia la manifestación simbólica y material de lo que necesitamos para avanzar. Así, lo que aflora en las ceremonias se trabaja con el arte y lo que aflora en los ejercicios está en relación con las ceremonias. Creándose una relación de reciprocidad entre Ayahuasca y Arte.
El Arte es otra herramienta, como la ayahuasca, que nos invita a viajar hacia nuestros paisajes interiores, algunos tan ricos, otros desolados. Ambas medicinas ofrecen un contenedor seguro para afrontar esos miedos tan profundos que nos paralizan, para revivir los traumas que nos marcaron, para experimentarnos a nosotros mismo y sanar.
Para la Etnia Shipibo, Ayahuasca se conoce como Uni. Uni es conocimiento, entendimiento, sabiduría, medicina. Para mi, el Arte es conocimiento, entendimiento, sabiduría, medicina.
Estoy empezando a cambiar mi concepción sobre el concepto “medicina”. Voy a soltar la creencia de que solo está relacionada con enfermedad para vincularla a otro concepto: el aprendizaje.
Al aprender se sana, al sanar se aprende, no solo lo que nos concierne a nosotros en el momento presente y en nuestra historia, sino a lo que nos ha precedido en nuestro linaje y en la humanidad, pero esto es tema para otro artículo.
Citando al maestro Kandinsky para acabar, “la fuerza psicológica del color provoca una vibración anímica. La fuerza física elemental es la vía por la que el color llega al alma”.
Jatibicho. Irake.[1]
[1] Hasta aqui no más. Gracias. en lengua Shipibo.